EL CICLO DEL AGUA
El agua se mueve entre la atmósfera y la superficie de la tierra a través de la evaporación, la evapotranspiración y la precipitación. El agua se mueve a través de la superficie terrestre a través del deshielo, la escorrentía y el flujo de ríos.
El ciclo hidrológico o ciclo del agua es el proceso de circulación del agua entre los distintos compartimentos que forman la hidrósfera. Se trata de un ciclo biogeoquímico en el que hay una intervención mínima de reacciones químicas, porque el agua solo se traslada de unos lugares a otros, o cambia de estado físico.
Puntos más importantes
- La mayor parte del agua de la Tierra es el agua salada de los océanos, solo una pequeña fracción es agua dulce de fácil acceso, que es lo que necesitamos los humanos.
- El agua que se encuentra en la superficie de la tierra circula rápidamente, pero mucha del agua del planeta se encuentra en el hielo, los océanos y los depósitos subterráneos, y esta circula lentamente.
- El ciclo del agua es complejo. Involucra cambios en el estado físico del agua así como el movimiento de la misma a través de los ecosistemas y entre ellos.
- El agua subterránea se encuentra entre las partículas del suelo y en las grietas de las rocas. Los mantos acuíferos son depósitos de agua subterránea que a menudo se aprovechan por medio de pozos.
El agua: ¿por qué es importante?
El
agua es extremadamente importante para los seres vivos. Más de la mitad
de tu cuerpo es agua y, si analizáramos tus células, ¡encontraríamos
que están compuestas por más del 70% de agua! Así que tú, como la
mayoría de los animales terrestres, necesitas una fuente confiable de
agua dulce para sobrevivir.
El
97.5% del agua de la Tierra es salada. Más del 99% del agua restante
está en depósitos subterráneos o en forma de hielo. Así que menos del 1%
del agua dulce se encuentra en lagos, ríos y otras formas superficiales
disponibles.
Muchos
seres vivos dependen de este pequeño suministro de agua dulce
superficial y la falta de agua puede tener efectos severos en los
ecosistemas. Por supuesto, los humanos han desarrollado tecnologías que
aumentan la disponibilidad de agua, entre ellas se encuentran la
construcción de pozos para llegar al agua subterránea, el acopio de agua
de lluvia y la desalinación —remover la sal— para obtener agua dulce
del océano. Aun así, hoy en día no siempre hay agua potable y segura
disponible en muchas partes del mundo.
La
mayor parte del agua de la tierra no circula —se mueve de un lugar a
otro— muy rápido. Podemos verlo en la imagen siguiente, en la que se
muestra el tiempo promedio que pasa una molécula de agua en cada uno de
los principales depósitos de agua del planeta, una medida conocida como tiempo de residencia.
El agua de los océanos, el agua subterránea y la que se encuentra en
forma de hielo tiende a circular muy lentamente. Solo el agua
superficial circula con rapidez.
El ciclo del agua
El
ciclo del agua es impulsado por la energía solar. El sol calienta la
superficie del océano y otras aguas superficiales, lo que evapora el
agua líquida y sublima el hielo, convirtiéndolo directamente de sólido a
gas. Estos procesos impulsados por el sol mueven el agua hacia la
atmósfera en forma de vapor de agua.
Con el tiempo, el vapor de agua en la atmósfera se condensa en nubes y finalmente cae como precipitación,
en forma de lluvia o nieve. Cuando la precipitación llega a la
superficie de la tierra, tiene pocas opciones: puede evaporarse de
nuevo, fluir sobre la superficie o percolarse, filtrarse, en el suelo.
En los ecosistemas terrestres
—que se encuentran sobre la tierra— en su estado natural, la lluvia
generalmente golpea las hojas y otras superficies de las plantas antes
de caer al suelo. Parte de esa agua se evapora rápidamente de la
superficie de las plantas. El agua restante cae al suelo y, en la
mayoría de los casos, es absorbida por este.
En general, el agua se mueve sobre la superficie de la tierra como escurrimiento
solo cuando el suelo está saturado con agua, cuando la lluvia es muy
fuerte o cuando la superficie no puede absorber mucha agua. Una
superficie que no absorbe el agua podría ser la roca en un ecosistema
natural o el asfalto y el cemento en un ecosistema urbano o suburbano.
El
agua en los niveles superiores del suelo puede ser absorbida por las
raíces de las plantas. Estas usan una parte del agua para su propio
metabolismo y el agua que se encuentra sus tejidos puede pasar al
cuerpo de los animales cuando estos se comen a las plantas. Sin embargo,
la mayor parte del agua que entra en el cuerpo de una planta se pierde
hacia la atmósfera mediante un proceso llamado transpiración.
En la transpiración, el agua entra a través de las raíces, viaja hacia
arriba por tubos vasculares formados por células muertas y se evapora a
través de poros llamados estomas, que se encuentran en las hojas.
Si
el agua no es absorbida por las raíces de las plantas, puede percolarse
hacia el subsuelo y el lecho de roca, convirtiéndose en agua
subterránea. El agua subterránea es la que se encuentra
en los poros entre las partículas de arena y grava o en las grietas de
las rocas, y es un depósito importante de agua dulce. El agua
subterránea poco profunda fluye lentamente a través de los poros y
fisuras, y puede encontrar su camino hasta un arroyo o lago, donde se
convierte nuevamente en agua superficial.
Parte
del agua subterránea se encuentra muy profundo en el lecho de roca y
puede permanecer ahí durante milenios. Estos depósitos de agua o acuíferos,
generalmente se explotan como fuente de agua potable o de riego
mediante la excavación de pozos. Hoy en día, muchos acuíferos están
siendo utilizados más rápido de lo que pueden renovarse por la
filtración de agua superficial.
El ciclo del agua impulsa otros ciclos.
El
ciclo del agua es importante por sí mismo y los patrones de circulación
del agua y la precipitación tienen grandes efectos en los ecosistemas
de la tierra. Sin embargo, la lluvia y el escurrimiento superficial
también tienen una función en la circulación de varios elementos, entre
estos el carbono, el nitrógeno, el fósforo y el azufre. En particular,
el escurrimiento superficial ayuda a estos elementos a moverse de los
ecosistemas terrestres a los acuáticos.
Veremos
con más detalle cómo funciona esto en los siguientes artículos, donde
examinaremos los ciclos biogeoquímicos de los distintos elementos. DE KHAN ACADEMY
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